lunes, 24 de septiembre de 2007

Milady(s)










En uno de los legendarios coloquios de ¡Qué grande es el cine! propuso José Luis Garci el divertimento de señalar la actriz-personaje más bella del cine, a juicio de los parroquianos de ese lunes. Creo que no tuvieron demasiada dificultad a la hora de proclamar a la sensual y encantadora Rita Hayworth en su caracterización de Gilda , como la vencedora de tan singular certamen.
Sin lugar a dudas nos encontramos en el ámbito del subjetivismo más absoluto, y con cientos de beldades en más de 100 años de séptimo arte, desde la sobrecogedora belleza de Lilian Gish en Las dos tormentas a la voluptuosidad extrema de Mónica Belluci en Bajo sospecha...

Y dada la premisa mayor, estoy en condiciones de poder afirmar que no creo que haya habido mujer más guapa y majestuosa, que la sin par Eleanor Parker, y no hace falta señalar un personaje concreto, ya sea frívola en Scaramouche, aparentemente frágil en Brigada 21, manipuladora y apasionada en Fort Bravo, o sencillamente abrumadora en Cuando ruge la marabunta. No hay más que observar la talla de los galanes que tenían que oponerle a miss Parker, ya fueran Kirk Douglas, Stewart Granger, William Holden o Charlton Heston.Daba igual, un gesto de la pelirroja robaba el corazón y el plano de esos profesionales.(Incluso haciendo de baronesa Schraeder, donde sólo podría ser apartada por la dulce Julie Andrews en aras del guión).
Coetánea de la Parker, (y rival en Scaramouche) sería la esbelta y resultona Janet Leigth, casi siempre con su simpático pelo corto...y poseedora del busto más sexy de esos años (en competencia con Jean Simmons),algo que ese viejo licencioso que siempre fue sir Alfred Hitchock supo mostrar de forma ejemplar en Psicosis, y no en la famosa escena de la ducha, sino en los primeros minutos del film, donde Janet se exhibe ora en sujetador blanco, ora en sostén negro, en impagables escenas de tranquilo y cotidiano erotismo...

A más de uno sorprenderá la siguiente invitada en este ensoñador desfile:Nada menos que Doris Days
, la estampa perfecta de la América conservadora de Eisenhower, icono de ejemplar novia, madre o esposa en los años cincuenta .Pero Doris era mucho más que todo eso; una cantante estupenda, de registros swingeantes, una muy aceptable actriz de comedia, y... una mujer esplendida.Quién tenga la menor duda no tiene más visionar la primera escena de Pillow Talk, para contemplar a la rubia en sugerente camisón turquesa, atusándose las medias y mostrando unas esculturales piernas que no tenían nada que envidiar a las de Angie Dickinson o Anita Ekberg.

Pero si algo bueno tiene el cine es que siempre nos puede sorprender una película ya vista, encontrar algún film perdido...y encontrar en él a la mujer que es imposible encontrar fuera del celuloide, que es lo que pasa si a uno se le ocurre revisar Las amigas de Antonioni, o lo que es lo mismo, toparse de bruces con Eleanora Rossi, una actriz quizás algo olvidada, y una fémina de belleza dura, sin concesiones, de caderas mediterráneas y gesto algo triste, de fortaleza, carácter y estampa que intimida por decir algo.

Y sería injusto, por no decir ingrato, no hacer referencia a algún personaje televisivo.Porque en este caso es imposible disociar la actriz, la mujer y el personaje.No podías ser otra que Gillian Anderson-Dana Scully, y es que nueve temporadas de X-Files dan para mucho.
Menuda, rozando el 1,60, Chris Carter tuvo que imponerse a la productora que no quería para nada a ese tipo de actriz, en una decisión que nunca le podremos agradecer bastante.Pelirroja, de ojos verdes, sonrisa encantadora, "un bollycao para intelectuales", la define Sara Martín en su impagable estudio sobre los Expedientes.En el episodio piloto se nos muestra en ropa interior, por mor de unas presuntas picaduras alienígenas (un regalo que ya no se repitió en casi 200 episodios).
Ayudada en la versión española por el excepcional doblaje de Laura Palacios, Dana nos ofrece algo distinto a las señoras de las últimas líneas. Todas ellas son mujeres de belleza extraordinaria, por cualquiera de ellas se perdería la cabeza en cualquier y en todos los instantes. Sí, cualquiera de ellas sería el sueño imposible de cualquiera...pero sólo en Dana Scully podría confiadamente uno, sin ninguna inquietud y para siempre, poner la vida propia en sus manos...


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...