domingo, 6 de enero de 2013

Noche de Reyes

Alguna vez he escrito por aquí lo que me gusta la Navidad, todo ese delirio de luz, villancicos a ritmo de jazz, regalos, mazapán de Soto, Adviento previo, o despedida del año...en realidad mi fecha favorita de todo ese ciclo es la Epifanía, y sobre todo la noche de Reyes, la noche del cinco al seis de Enero...respeto a quienes prefieren a Papa Noel en sus múltiples advocaciones, pero yo nunca he caído en ese anzuelo...en ese sentido, la Navidad iba increscendo, quemando etapas, señoreaba, hasta la coronación, la guinda de la tarta en la noche del cinco...era un fin de fiesta memorable, homérico, con el espectáculo de la Cabalgata, y a partir de ahí... a partir de ahí la magia suprema. 

De crío no podía conciliar el sueño, pero por supuesto no hacía el menor ruido, ni apenas respiraba...lo único que deseaba es que amaneciera lo antes posible...porque lo que me esperaba la mañana del seis era la felicidad en grado sumo...y de múltiples
maneras: Camiseta del Athletic, un balón de reglamento (¡modelo oficial Inglaterra´66!), un coche a pedales...igualito al mítico Mach 5, el bólido del inefable Meteoro; tomos de El Guerrero del antifaz, Madelmans (todos fabulosos, ya fuera el Safari, Policía montada del Canadá, Ejercito de tierra, Esquimal, Buzo, Piratas...o el prodigioso Helicóptero, que fue el gran regalo de los Reyes de 1977); el Monopoly con el que se podían jugar horas y horas...el Fuerte Comansi; el Castillo Gigante; un precioso ajedrez de madera; 
la camiseta de la Selección española, que se prestaba a competir en Argentina´78 (sí, el Mundial en que Cardeñosa casi derrota a los brasileños).

En años adolescentes mucha música, casi siempre en forma de los Beatles, y en formato cinta de casete...y es que a partir de 1978-79, el radiocasete era imprescindible, al 
menos en mi existencia...fundamental para oír y grabar música (había que presionar dos botones a la vez, el play y el record), y por supuesto con la cinta virgen ya preparada, esperar que en la emisora de turno, sonara la canción que uno buscaba y anhelaba...ya fuera el Born to be alive de Patrick Hernández, el Goodnight to night de Paul McCartney & Wings o el Rock & Roll Boomerang de Miguel Ríos...


En esa época de juventud no podía faltar, en la mañana del seis de Enero estupendos, incomparables libros de la colección Realismo Fantástico de Plaza & Janés...Ovnis, misterios y dioses- astronautas que me regalaron (y me siguen regalando) ratos de gratísima lectura... 

¿Qué quieren que les diga? Han pasado ya años, décadas desde entonces, pero yo me sigo emocionando y divirtiendo la noche del cinco de Enero, porque si en el fútbol no hay nada más grandioso, más bello que la final de Copa...pues en la vida, pocas cosas más lindas que esa víspera, de nombre tan hermoso: Noche de Reyes.
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