sábado, 12 de enero de 2008

El héroe olvidado


A principios de los años cuarenta, en plena posguerra, revivió en España un auténtico auge de la cultura popular.La tonadilla, el cinematógrafo, el fútbol, la radio, y por supuesto los tebeos, mostraban el anverso amable a tanta penuria.

En ese contexto, en 1944, se publica el primer número de una serie que iba a prolongarse durante más de veinte años, y que iba a marcar un hito en el cómic hispano:El Guerrero del Antifaz que a lo largo de 668 números, de 1944 a 1966, en su versión en blanco y negro y apaisada, se convirtió en un fenómeno editorial sin precedentes en nuestro país.

Y todo debido a la creatividad de un auténtico genio, Manuel Gago, que con apenas diecinueve años inició los primeros episodios, contando para los guiones con la colaboración de Vicente Tortajada, de su cuñado Miguel Quesada y de su hermano Pablo.

La acción, desarrollada en los tiempos de los Reyes Católicos, en los últimos años de la Reconquista, se inicia con elementos del más puro folletín, con nuestro héroe descubriendo su verdadera identidad como hijo del Conde de Roca y no del reyezuelo Ali-Kan, y tratando de vengar a su madre y recuperar su linaje:"El Guerrero lucha al lado de los Reyes Católicos, pero cubre su rostro con un antifaz para guardar su doloroso pasado" reza la introducción de uno de los primeros tebeos de la serie.A partir de ahí la saga crece en ritmo y un vigor narrativo extraordinario, con una soberbia galería de personajes, magníficamente retratados, y una no desdeñable calidad literaria en los diálogos, no superada por ninguna publicación española coetánea o futura.

El éxito superlativo de la serie sorprende hasta a los propios editores, con cifras medias semanales de casi 150.000 ejemplares, y alcanzando picos en números concretos de más 600.000 vendidos,(lo que provoca que la conclusión de la saga se alargue en varias ocasiones, llevando un lógico agotamiento de los argumentos).Los lectores estaban prendados de la figura de Adolfo de Moncada,conde de Roca y de la Estelaria, verdadero nombre del Guerrero, que encarnaba las virtudes caballerescas hasta su mayor grado, recogiendo la tradición castellana del Mío Cid, con elementos añadidos de un sir Gallahad.
No podía faltar la dama del héroe, que encarnaba doña Ana María, la condesita de Torres, lo que añadía a la trama el toque de amores imposibles, que no se verá resuelto hasta el episodio 362 con el feliz enlace, pese a las numerosas beldades que amaban al Guerrero sin ser correspondidas (Zoraida, Aixa, la Mujer Pirata, Beatriz, Deope) pero era tal la maestría de los argumentos que siendo los lectores mayoritariamente masculinos, no se sentían en absoluto molestos ante tanta subtrama amorosa...


A mediados de los años 50 se publican los primeros números de El Capitán Trueno, en su versión original y su remedo El Jabato,(incluso habría un tercero a fines de los 60, El Corsario de Hierro) y con ellos se desplaza el dominio del tebeo en España.En este caso, aparte del magnifico tándem Mora-Ambrós, contaban con el acomodo de un imperio editorial, Bruguera, con todo tipo de personajes y creaciones, ante la más modesta y desorganizada Editorial Valenciana.
Aún así la saga del conde de Roca sigue funcionando notablemente, y se prolonga hasta 1966, y en 1972 se inicia la nueva edición coloreada,(eliminando de forma absurda algunas escenas por "demasiado violentas") con más páginas por cuadernillos, y que compite dignamente contra el monopolio de hecho que era Bruguera y que vivía su mejor época.

Pero ya en esos años empieza a surgir un curioso y dañino fenómeno; empieza a circular la especie en artículos, ensayos, que durarán hasta hoy en día, del supuesto carácter fascista de la obra, con elementos racistas y exaltadora de valores inapropiados.No ayuda en demasía la propia actitud de Gago, que en 1979 crea las Nuevas Aventuras, que nos muestra un Guerrero que no tiene nada que ver con el conocido, así como el resto de personajes como don Luis o los hermanos Kir, y que ya no encarnaban los valores de nobleza que los identifica.El resultado es que ni se atrajeron nuevos lectores, que para esas tendencias ya tenían otro tipo de publicaciones y miles de seguidores dieron la espalda a esa continuación, como si de apócrifa se tratara.

Todo lo contrario del reconocimiento que recoge Víctor Mora, siendo distinguido con notables galardones en España y Europa, e incluso inspirando su Capitán Trueno canciones de éxito, mientras nuestro nobilísimo Guerrero aparece en un famoso collage del equipo Crónica, insertado en un Guernica, y repartiendo mandobles a diestro a siniestro como si fuera un elemento más de la Legión Cóndor...
Esa tamaña injusticia, casi similar a la que había vivido el enmascarado en sus viñetas, era incompatible con una simple lectura de sus aventuras, ya que aparte de algunas gotas de antisemitismo en un par de secundarios, encontramos la amistad del Guerrero hacia musulmanes, como los tres hermanos Kir o el enorme respeto hacia enemigos como Alhamar o el León de Estambul,y no tiene reparos en ayudar al Sultán Bayeceto; las referencias hacia Boabdil en la serie son como la de un rey preocupado por el honor como referente de gobierno, y no duda en cargar las tintas contra cristianos indignos como su primo Hernán.

"Guardad silencio: Osmin y Zoraida son buenos musulmanes y les hieren vuestras burlas a los elementos de su fe", reprende el Guerrero a su fiel Fernando y al resto de la tripulación ante las chanzas con que definían al sultán Bayeceto. "Mis padres y mis antepasados nacieron aquí, aunque musulmana de fe, soy también española" le interpela la bella Zoraida cuando tiene que abandonar la Península.


Entre tanto desprecio demagogo se solidarizan con el personaje una estupenda edición conmemorativa de Quiron Ediciones en dos volúmenes, con motivo del 50 aniversario, una encendida defensa de Luis Alberto de Cuenca y el soneto (algo libre) de Enrique Martínez Peñaranda dedicado a la dulce Aixa, que sigue emocionando a todos los seguidores de la serie:

Hoy recuerdo las flores de tu frente,
la sombra de tristeza en tu mirada,
tu juvenil temblor de enamorada,
besando al héroe, emocionadamente.

Presa acosada por Hamet Zenete,
por sus Jinetes Negros rastreada,
a una flecha al Guerrero destinada,
opusiste tu pecho adolescente.

En el refugio de los Kir, cuidada,
Santhal y Soleimán se consagraron
a tu servicio para protegerte

Como mujer y reina te adoraron,
hasta con la razón extraviada,
más allá de la vida y de la muerte.


(Eso sí, mi chica favorita de toda esas historias que me siguen apasionando era y es ...la Mujer Pirata). 

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