La Vuelta de 1982 tenía cierto aire de Campeonato de España. Las grandes figuras del pelotón internacional habían optado de forma casi exclusiva por el Giro de Italia, antes de la gran cita anual del Tour de France, la Grande Boucle, el mayor espectáculo del ciclismo en todo el Universo.
Aún así, las figuras nacionales, superada la crisis de relevo generacional mostraban un nivel más que aceptable, y el divertimento estaba más que garantizado, y lo mejor era que para 1983 Unipublic anunciaba que ya habría televisión en directo, y que era casi segura la presencia del campeonísimo Bernard Hinault y de su invencible escuadra Renault...
Pero eso sería en 1983, y aún quedaba un año, un mundial de fútbol de por medio y las figuras hispanas decidieron hacer de esa espera algo muy entretenido, con constante lucha en una emocionante ronda. Ya desde el primer momento se pudo observar que el duelo al sol era cosa de Ángel Arroyo y Marino Lejarreta, que se atacaban de forma constante, pero resultando decisiva la mayor pericia del abulense en las cronos, y una excepcional y decisiva ascensión a Navacerrada, donde Arroyo,Vicente Belda y Pedro Muñoz pusieron tierra de por medio al grandísimo Junco de Berritz, incapaz de seguir ese ritmo...de ese modo Ángel Arroyo llegaba de amarillo a Madrid, con Marino Lejarreta a casi dos minutos.
Días después saltaba la noticia, bomba informativa, que diría García: Tras la etapa de Navacerrada, habían dado positivo en el control antidopaje Pedro Muñoz, Vicente Belda...y Ángel Arroyo; el contraanálisis no hizo sino confirmar el primer resultado...y Lejarreta era coronado como ganador de la trigésimo séptima edición de esa Vuelta Ciclista, que pese a ese escándalo final resultó de lo más apasionante.
Y de ese mismo nivel fue la banda sonora de ese año. Por vez primera TVE confió en un grupo español para amenizar el programa resumen, más concretamente un dúo, que en plena apoteosis del tecno-pop, con OMD, Propaganda, Kraftwerk y demás obtuvo un éxito mayúsculo. Son (ya lo habrán adivinado) Azul y Negro, que desde ese momento quedarán asociados siempre en nuestro imaginario colectivo al ciclismo, ya que posiblemente ninguna canción de primavera haya encajado tan bien, haya sido la argamasa perfecta, la banda sonora ideal para cualquier carrera ciclista...
(Como no podía ser de otra manera, esta entrada va dedicada a mi buen amigo Pepe Cahiers, que en aquellos lejanos y felices días de 1982, era todo un fan incondicional del mítico dúo cartagenero)