domingo, 29 de mayo de 2011

Recordando Escenas (Meme)

Hace cosa de un mes, mi buen amigo Pepe Cahiers me distinguió con el honor de elegirme entre la legión de sus amigos bloggeros, para continuar con un meme cinematográfico, la elección de diferentes escenas del séptimo arte, por distintos y variados motivos.

Yo creo que mi nominación por parte de Cahiers, es más por nuestra vieja amistad de treinta años que por mi sabiduría cinematográfica, pero acepté el reto, y me propuse hilvanar la lista en cuestión.
El problema inicial es que entre la Semana de la Utopía, brillante iniciativa del inquieto nastonC, el Festival de Eurovisión, las distintas entregas de España en Río (que entra ya mismo en su recta final)...pues se iba demorando el dichoso meme, ante la impaciencia de Cahiers, que no dudaba en pedirme algo más de celeridad y entusiasmo ante su encargo.
Ahí van mis escenas/planos/secuencias:

Escena más graciosa:
En Bananas, la iniciación de Allen como intrépido guerrillero, donde el neoyorkino echa mano de todos sus recursos de humor físico y slapstik, mostrándose imbatible casi tanto como en el humor intelectual.

Escena más triste:

En Carta de una desconocida, el momento supremo en que Louis Jordan descubre el terrible secreto que frivolamente ignoraba...

 


Escena más alegre:
En Cantando bajo la lluvia, el fabuloso Good morning, good morning, con Gene Kelly, Debbie Reynolds y Donald O´Connors iniciando una mañana de forma inigualable, alegre y mágica como nunca se ha visto en el cine ni en ningún otro sitio. 

Escena agridulce: 
En Cuentos de Tokio, el diálogo entre Noriko y su joven cuñada, toda una reflexión sobre la condición humana,las servidumbres sociales, la transigencia y el perdón,de una forma tan bella, que sólo un genio del calibre de Yasugiro Ozu podría plasmar.

Escena más rara:
Cualquiera a partir del minuto treinta de Akira. Soy incapaz de entender absolutamente nada.






Escena más perturbadora:
La escena final del Planeta de los Simios, la recreación máxima de una pesadilla que destroza a Charlton Heston y a todos los espectadores...






Escena con más suspense:
Imposible encontrar una película con más escenas de ese tipo que la fabulosa Encadenados, ya sea con bebida que se agota, búsqueda en la bodega, o en ese final inconmensurable...

Escena más aterradora:
La aparición del terrible bichejo en Alien, el octavo pasajero, que inicia una escalofriante película y exitosa saga.





Escena más romántica:
Si todo Tú y yo es en sí un canto al romanticismo, la escala para visitar a la abuela del protagonista es una delicia, una muestra sublime de amor sereno y maduro entre Deborah Kerr y Cary Grant.


Mejor diálogo:
En Ordet, la escena entre el sacerdote, Borger y su hijo, intentando vanamente los dos primeros consolar a Mikkel, quien no tiene tapujos en afirmar que adoraba el alma de su esposa, pero también amaba su cuerpo.

Mejor escena sin diálogo:
Cualquiera del Amanecer de Murnau, el mejor filme silente de la historia, y una película de una belleza estremecedora  e intemporal.


 



Mejor pelea:
En El hombre que mató a Liberty Valance; pero no llegó a producirse, el pistolero le tenía demasiado respeto a Duke...



Mejor escena musical:
En Río Bravo pudimos admirar al mejor trío musical de la historia, entonando con garbo y alegría Cindy, Cindy, porque siempre es mejor eso que estar por ahí fuera, esperando a que te maten...


Mejor escena de baile:
En Oliver! el prodigioso, increíble, insuperable,  Who will buy? con docenas de bailarines, cantantes, en un número que cuando parece que ya se ha visto todo... aparece la Guardia Real...




Mejor discurso:
En Vencedores o Vencidos, Maximilian Schell diserta con tal elocuencia y poder de convicción, que sólo la fuerza testaruda de la realidad hace que pueda salir derrotado ante Richard Widmark.

Mejor comienzo:
Al rojo vivo, unos minutos modélicos, como lo es todo el filme, un arranque que deja boquiaberto al espectador, hoy igual que hace sesenta años...





Mejor muerte:

En Tiburón, Robert Shaw, que había ofrecido todo un recital interpretativo, se exhibe en la hora suprema ante el terrible escualo...




Mejor Climax:
Toda la trama final de Montparnasse 19, que retrata la miseria y la mezquindad de forma tan cruel como descarnada...



Mejor Final:
Centauros del desierto, un plano que resume toda la película, toda la historia, todo el cine...




La escena que jamás debió ser filmada:

En El Planeta de los Simios, versión de Tim Burton, considero que ese final no deja de ser una tomadura de pelo como la copa de un pino...






                La mejor escena de la historia
El plano final de La Reina Cristina de Suecia. Greta Garbo es más poderosa que la Esfinge, más subyugante que la Gioconda...ese plano es el CINE.

sábado, 21 de mayo de 2011

España en Río (V)

Aquel campeonato mundial tenía un extraño sistema competitivo. Había cuatro grupos, y el campeón de cada uno pasaba a la ronda final. Pero en vez de jugarse unas semifinales como Dios manda, los vencedores disputaban una liguilla de todos contra todos, proclamándose vencedor el que obtuviera más puntos. Ese extravagante sistema no ha vuelto a repetirse en ningún Mundial, y los mal pensados sospechaban (no sin razón) que era todo una alambicado sistema que habían pergeñado los anfitriones brasileiros, para evitar a toda costa enfrentarse a sus vecinos uruguayos en una hipotética final. El objetivo era muy claro. Brasil veía a Uruguay como su gran rival, un equipo duro y técnico, y confiaban que se dejara algún punto en el camino, en sus enfrentamientos con las potencias europeas. De ese modo, en el último y decisivo choque Brasil-Uruguay, quizás un empate sería suficiente para que los de casa se proclamaran los reyes del mundo.

Pero eso todavía quedaba lejos (o parecía). Lo inmediato era la primera jornada de esa liguilla, de ese lucha entre los campeones.

 
Brasil:Campeones del grupo 1, tras superar no sin apuros, a Yugoslavia y Suiza. Un equipo formidable, con estrellas en todas sus líneas. El país estaba volcado de forma unánime con su selección, pero el otro filo de la espada, era que se le exigía el título, sin alternativa alguna.  

España: Victoriosos del grupo 2, su sensacional triunfo frente Inglaterra y la exhibición ante Chile había hecho subir como la espuma la cotización de los nuestros. Ya alguna prensa carioca advertía que quizás los ibéricos, y no los orientales americanos eran la gran amenaza.

Suecia: Triunfadores del grupo 3, los campeones olímpicos en 1948 habían derrotado en un choque igualadísimo a los italianos, que acudieron a Brasil aún conmocionados tras la catástrofe de Superga, aquel accidente aéreo que truncó la gloria del excelso Torino. Los nórdicos eran un equipo muy físico, pero al mismo tiempo no exentos de clase y buena táctica. Podían ser los tapados del campeonato.


Uruguay: Favorecidos por algunas renuncias, sólo tuvieron que medirse en la fase inicial a Bolivia, a quienes barrieron con ocho goles, que bien pudieron ser una docena. Posiblemente el mejor equipo de todos los que arribaron a Brasil, manejaban casi la misma clase brasileira, la misma fuerza de los suecos, y eran más competitivos que nadie. Además tenían un jugador fabuloso, un medio centro descomunal: Obdulio Varela.

Benito Díaz y Guillermo Eizaguirre, tras la euforia de la hazaña ante Inglaterra, no tienen más opción que centrarse en el temible rival del próximo domingo, 9 de Julio. Nada menos que la República Oriental del Uruguay, la Celeste, aquellos que los anfitriones no quieren ver ni en pintura...


-Durísimos los uruguayos señor Díaz, ese es un partido para hombres...
-De pelo en pecho, don Guillermo. Son muy técnicos, listos, y no se rinden nunca. Además están frescos como el corcho, tras el paseo de la primera fase, y nosotros llevamos ya tres palizas en el cuerpo.
-Tienen dos delanteros peligrosísimos: Schiaffino y Ghiggia, y su defensa es de cuidado, se pegan como lapas y reparten estopa sin contemplaciones, continúa un preocupado Eizaguirre.
-Todo eso es cierto, mi querido amigo, asiente el tío Benito, pero a mí quien me quita el sueño es el negro.
-¿El negro?, pregunta el ex-guardameta del Sevilla.
-El negro, el jefe, o como pichorras le llamen en su tierra. Ese tipo, Obdulio Varela, es una mala bestia. Es el alma, el capitán de su equipo. Tiene la fuerza de Puchades y Wrigth, y el chut de Basora o Panizo. Debemos estar muy pendientes de él. No podemos darle ni un metro, o nos hace un destrozo. Gonzalvo y Puchades, al choque y sin cuartel. Si logramos eso, el partido es nuestro. Y si ganamos este partido...
-Como mínimo ya seríamos subcampeones, señor Díaz.

El domingo nueve de Julio de 1950, en el Estadio Pacaembu de Sao Paulo, España y Uruguay miden sus fuerzas para ver quien de los dos (con permiso de los suecos) se va a jugar la gloria ante los brasileños. Tras mucho meditar, el dúo vasco-sevillano de entrenadores se decantan por Luis Molowny para cubrir la baja del lesionado Panizo. A las ordenes del prestigioso referee galés Benjamin Griffiths, se alinean ambas escuadras:

Uruguay: Máspoli en la portería; defensa formada por Juan Carlos González, Matías González y Andrade; volantes, Obdulio Valera y Tejera; y la vanguardia charrúa la integraban cinco fenómenos: Ghiggia, Julio Pérez, Míguez, Schiaffino y Ernesto Vidal.
España mantenía el mismo once de partidos precedentes, sólo modificado por la lesión de Panizo:Ramallets, el Gato de Maracaná, defendiendo el arco; defensa con Alonso, Parra, Gonzalvo II; medios, Gonzalvo III y Puchades; y el buque insignia, la delantera que había despertado la admiración unánime en esas semanas: Estanislao Basora, Igoa, Telmo Zarra, Luis Molowny y el capitán, el gamo de Dublin Agustín Gainza.  
Aquel estadio de Sao Paulo tenía ciertos aires del Metropolitano atlético, pero el césped, el prado no parecía el mejor para un encuentro de esa categoría, en lo que algunos sospechaban era una treta más de los organizadores...


Al rodar el balón los nuestros, percibieron enseguida la enorme dureza que iba a revestir el choque. Los uruguayos movían el balón con oficio, pero al mismo tiempo buscaban las bandas con una rapidez sorprendente, que hacía que nuestra defensa tuviera que abortar con enorme cuidado esos mandobles, pero lo peor es que la zaga hispana no tenía su día precisamente...la buena noticia es que el recambio de Panizo, Luisito Molowny, el Mangas, estaba dando un recital de toque, pase, pisar el balón, mimarlo...sacando toda la esencia de su escuela canaria, que enloquecía todos los domingos al Coliseo de Chamartín...
Por dos veces el gol rondó la meta de nuestro Gato, y finalmente, una preciosa internada por la banda, una más de los charrúas, hizo que Gigghia chutará al palo que defendía Ramallets, y aquella estocada si venció las redes. 1-0 y 27 minutos de la primera parte.

Pero España no se amilana, y empieza a desplegar su mejor juego con el marcador en contra. Los uruguayos no tiene más remedio que replegarse, pero se ven tan acosados que no pueden ni lanzar contras por la banda. Molowny mueve al equipo, y aunque Zarra no puede librarse de una sombra inmisericorde que lo persigue, llamada Matías González, abre huecos, porfía una y otra vez... un genial centro de Igoa, a media altura, la defensa charrúa sólo tiene ojos para Telmo Zarra...y Basora se lanza en plancha, de cabeza, y en el minuto 39 empate a uno.
Los celestes acusan el golpe; durante dos escasos minutos ni ven el balón, ante la avalancha de los héroes que batieron a los pross, y una sensacional jugada de Molowny, y de nuevo Estanislao Basora, que se mueve como una anguila, que ya ha visto que las consignas orientales son detener a Telmo como sea...y el extremo del Barcelona se aprovecha de nuevo, y a placer hace el 2-1, apenas 90 segundos después del empate.


Con ese marcador se llega al descanso, y tío Benito no cesa de animar a los de rojo.

-El partido ya está donde queríamos. Nada de volvernos locos; ya no pueden pillarnos a la contra. Todos juntitos, que sus extremos no puedan contragolpear. Eso lo vamos a hacer ahora nosotros. Usted, Molowny, siga durmiendo el partido todo lo que haga falta. -Cuando ya se dirigían al cesped, Díaz (en un gesto muy suyo) llama aparte a los dos medios centros, Puchades y Gonzalvo, y les recuerda-
-Sobre todo no dejen de vigilar a Varela. Ni un metro, ni un segundo. No lo dejen respirar.


Empieza llover en San Pablo, y la segunda parte avanza sin excesivos apuros; es más lo españoles empiezan a percibir cierto nerviosismo en los orientales, y es que las arengas de Benito Díaz se están cumpliendo a la perfección; el equipo hispano esta atento, replegado, pero moviendo el balón, y lanzado contras muy peligrosas, con Gaínza cada vez más suelto, y Basora asustando con sus desmarques. Los americanos se empleaban con más dureza si cabe, más al choque, mientras el reloj galopa, y ya apenas queda un cuarto de hora...
En una jugada colectiva de toda la delantera, con Gainza tocando, Molowny cambiando el sentido de juego, y Zarra atrayendo de nuevo dos defensores... Igoa se queda sólo ante  Máspoli...un centro perfecto para hacer el 3-1 y cerrar el partido...pero el testarazo se va fuera, alto, de forma incomprensible, por escaso medio metro...antes un barullo enorme en el área ibérica y Ramallets cae medio conmocionado. El público, la torcida de Sao Paulo, estaba entusiasmada ante aquel espectáculo...
Tras el fallo de Igoa, el esférico llega a medio campo, lo retiene Tejera, Puchades intenta el corte, ya que ha visto de nuevo a  Basora desmarcado, y ese robo de balón pude ser ya definitivo; Gonzalvo lo percibe y acude raudo en ayuda del valenciano...y es Obdulio Varela quien se queda sin marca. Tío Benito presiente  la amenaza, y salta como un resorte del banquillo. Varela recibe el pase de Tejera, y en décimas de segundo ve pasillo, veinticinco metros hasta la portería del catalán. Ni se lo piensa. Lanza un disparo, un chut, un misil tierra-aire, que de forma precisa se ajusta, se dirige a la derecha de nuestro cancerbero. Ramallets, aún ligerisimamente afectado por el golpe anterior, se lanza, se  estira de forma felina, con aquella elasticidad que maravilla en Las Corts, que asombró Maracana...sus dedos se quedan a escasos milímetros de poder desviar ese puyazo. 2-2 y sólo quedan catorce minutos para el final.


De repente España nota que no tiene fuerzas. Los nuestros se han quedado sin aire. El cerebro, el corazón ordena seguir, dar dos pasos adelante, buscar el 3-2, pero es imposible. Algunos ni pueden ya moverse. Los uruguayos en su salsa, piensan en la victoria. Pero incluso en ese trance las líneas se mueven con inteligencia, y Puchades, Parra y Gonzalvo mantienen el orden. 
Termina esa batalla dura, noble y gloriosa. Nadie gana. Empate. Tablas. 2-2. Combate nulo.


Al llegar al vestuario, pareciera que a los nuestros les hubiera pasado un camión por encima. Mientras el marcador fue 2-1, la adrenalina, la energía, el karma de la victoria, fue el bálsamo que vivificó a los de rojo. Con el empate, ya sólo fue posible apretar los dientes, buscar una paz honorable, y conservar un punto.


-Los brasileños van a sudar tinta si quieren ganar a éstos, apunta Guillermo Eizaguirre a su inseparable Díaz.
-Antes nos toca a nosotros, y ahora mismo no estamos ni para jugar al mus -apunta un preocupado Benito.
En ese momento un empleado de la organización se acerca a Guillermo, y le entrega una nota, quien al leerla no puede evitar un gesto de sorpresa y mayor preocupación.

-¿Qué ocurre, que pone en ese papel? ¡Se le ha demudado el rostro, amigo mío! interpela el vasco al sevillano.
-Ocurre que Brasil le ha metido siete goles a Suecia, señor Díaz... 
  


domingo, 15 de mayo de 2011

Eurovisión 2011 ¡Feel your heart beat!

Tras su victoria el año anterior, en la primavera de 2009 se celebró en Rusia la LIV edición del ESC, en la ciudad de Moscú, en el Olimpiski Estadio. Fue un auténtico suceso, una organización perfecta, todo grandioso, con aires zaristas, poderío de los soviets y de una calidad musical soberbia. Posiblemente el mejor Festival de la historia.

Pero ayer, en el Düsseldorf Arena, los alemanes exhibieron, mostraron a toda Europa como se realiza un show musical, un espectáculo insuperable de luz, sonido, presentadores, escenario...superaron a los rusos, con la misma suficiencia que en 1972, cuando  les ganaron la Eurocopa con un imperial Gunter Netzer, como alma de la mejor selección germana de la historia.

Ya les comenté en entradas anteriores, que los ensayos y semifinales me habían abierto los ojos ante el verdadero nivel de este año. Más de una docena de canciones de primera división, voces de categoría, damas del jazz y soul, que harían palidecer de envidia a Barbra Streisand y Celine Dion, como la austriaca Nadine Beiler o la eslovena Maja Keuc. Lo de ésta ultima es asombroso. Con tan sólo diecinueve años tiene un control sobre el escenario, unas tablas, acompañado de una voz maravillosa, que me resulta admirable.




Pero todo no eran baladas, los nórdicos, tan dados al pop/rock se prestan al contraataque con sus mejores armas, con melodías agradables al oído, que ponen en píe el majestuoso estadio del Fortuna, como los daneses A friend in London, con su magnífica New Tomorrow, o esos simpáticos islandeses, Sjonnie´s Friends, con aromas de ragtime, alegría y voces muy bien ensambladas que adornaban su Coming Home, y ponen un listón altísimo para los del Este...



 
Pero los del Este son duros como el pedernal, y muestran por un lado una impecable muestra de rock gamberro, como los moldavos Zodb Si Zdub, que toman la pauta de Manu Chao para regalarnos con Su Lucky tres minutos de variables asombrosas, y Georgia (que ofrece siempre unas canciones de categoría) no es menos este año con un rock/rap que me entusiasma, con una voz femenina de cuidado, la bellísima Eldrine, desgarrando con fuerza su impactante One More Day.



Llegados a este punto ya no había ninguna duda que nuestra Lucía, simpática y con buena voz, iba a ser arrojada al escenario como Daniel al foso de los leones, y, como ocurrió finalmente, obtuvo el puesto 23 de 25...



Y llegamos a la polémica de las votaciones. Felices por el fabuloso segundo puesto de Italia, con el grandísimo Raphael Gualazzi, que además se llevó los doce votos de España, siendo la gran apuesta de este humilde blog, el genial jazzman transalpino; desolados por el último e incompresible puesto de Suiza, que realizó una gran, gran actuación, y a quienes no les llegaban voto alguno..todo lo contrario de Azerbayan y el dúo formado por Ell y Niki con su melodía dulce, pero cortita con sifón, Running Scared, recogíendo puntos y puntos de todos sus vecinos ex-soviéticos...pero también del resto de países, ya fueran de Europa Central, e incluso de Malta, que ya me dirán ustedes que relación tienen con el Mar Caspio.

Pero claro, es indudable que la desintegración de la URSS, el fin de Yugoslavia, ha supuesto que hay un puñado de naciones, que tienen entre sí unos lazos, no ya de vecindad; es que tienen músicas, eventos, costumbres, tradiciones y cultura tan estrechas entre ellos, que siempre votarán a lo que conocen, a lo que suene en sus radios, se asome a sus televisiones. Una estrella musical en Georgia lo es en Ucrania, en Letonia, en Bielorrusia...un hit en Croacia lo será en Bosnia, en Eslovenia, en Macedonia...y contra eso, salvo que se ponga un jurado al estilo de Cannes o Venecia, (y que tampoco están exentos de polémica) pues no hay nada que hacer, aparte que la UER nunca renunciará a esa lluvia de euros que supone el televoto (yo todos los años envío 4-5 sms en apoyo de mis temas favoritos) y sólo queda ponderar el sistema de la forma más equilibrada posible...

Señalar, es de justicia, que José María Íñigo, realizó para RTVE una transmisión digna, correcta, haciendo olvidar al olvidable Uribarri, jubilado a Dios gracias, y que al menos mostró respeto al evento y a los espectadores.


Y esto es todo, amigos: oro para Azerbayán, plata para Italia,  bronce para Suecia; que el trío de presentadores locales estuvieron fabulosos, y que la rubia Judith Rakers es una beldad fuera de lo común...

Y una pregunta, Capitán Araña...¿Qué le parece si nos liamos la manta a la cabeza y nos vamos el año que viene, por estas fechas, a Bakú?
    

sábado, 14 de mayo de 2011

Eurovisión 2011. Previas y Desagravios.

A escasas horas de la gran final Eurovisiva, bueno es arrojar vuela pluma un par de reflexiones previas, y una sentida y emotiva proclama.

Ante todo señalar que el nivel, una vez realizados los ensayos y las dos semifinales, es superior a lo que había anunciado en posts anteriores. Se ha dado el caso de que canciones, interpretaciones en directo están muy por encima de los clips promocionales y las actuaciones en las eliminatorias locales.


De este modo, Bosnia, Islandia, Moldavia, Eslovenia... ofrecen matices inimaginables, e incluso un tema que nada me gusta como el de Irlanda...pues tiene su cosa, todo hay que decirlo... 

Congratularnos de la excelente acogida que han tenido Suiza y Serbia, dos apuestas muy de este blog, y que estarán luchando por los metales, por las preseas en la hora de la verdad, y desear, desde luego, que el gran Raphael Gualazzi y su fascinante apuesta jazzistica sea la vencedora dentro de unas horas.






Pero permítanme que tenga un regusto agridulce, que cierto sabor a hiel y amizcle me haya perturbado, y es que creo que se ha cometido la mayor injusticia eurovisiva  desde que en 1975 los Shadows no se alzaran con el triunfo en Estocolmo, o incluso cuando en 1966 Raphael no consiguiera pódium con Yo soy aquél...
Poli Genova no estará en la final. Mi admirada búlgara realizó una actuación portentosa, un directo más que notable, templada en timbre y voz, entonada y con arte, con unos acompañantes de categoría, y arrancando aplausos y vítores en los eurofans del Düsserldof Arena. Pero televoto y jurado no consideraron que ese ángel del Este fuera digno de estar entre los veinticinco elegidos, en la decisión más cuestionable que recuerdo en todos mis años de adicto al ESC, aún por encima de los casos apuntados.


Antes de que la Gran Final, el gran espectáculo, ya inminente, lo sepulte todo... hacer loa, elegía, loor y fama a Poli, a Bulgaria, a Na inat, que siempre tendrá en este humilde espacio el reconocimiento de su fabulosa e inolvidable actuación, en una semifinal, en la que siendo derrotada, siendo vencida, tuvo la gloria que sólo alcanzan los elegidos...


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