sábado, 23 de marzo de 2013

Eurovisión 2013. Pronósticos y Quinielas (I)

Primer fin de semana de primavera, inminente Domingo de Ramos (quién no estrena no tiene manos), y por supuesto, ya se vislumbra en lontananza la gran cita musical del año. Malmoe se engalana, feliz, recordando aquel 1979 en el que su equipo local fue nada menos que subcampeón de Europa  (de fútbol, of course)...en unas semanas, poco menos de dos meses, ese fastuoso recinto que responde al nombre de Malmoe Arena acogerá la LVIII edición del Festival de Eurovisión, (de cariño ESC).

La verdad es que estas crónicas, estos divertimentos prefestivaleros han sido, son uno de los platos fuertes de este blog, y ya se que amigos bloggeros como Clementine o el propio Pepe Cahiers contaban los días, las horas de ver danzar por el ciberespacio los post de este año. Todo llega, queridos parroquianos, la paciencia es una virtud...

En tierras vikingas se echarán de menos algunas presencias, y es que ni Portugal, ni Bosnia, ni Turquía estarán en el evento...los dos primeros por motivos económicos, aducen, y es una pena...los lusos son el único histórico que no ha saboreado las mieles del triunfo, el dulce néctar de la victoria, pese a acudir siempre con buenas canciones...o grandes interpretes (Dulce Pontes, Filipa Sousa), mientras que los bosnios siempre han competido de maravilla, como buenos balcánicos...todavía recuerdo la sensacional, la prodigiosa actuación de Dino Merlin en 2011...muchos quilates desde Sarajevo...lo de Turquía es punto y aparte, los otomanos son una auténtica potencia eurovisiva, que lo mismo sorprenden con bellas huríes o rockeros indies...toda apunta ese forfait a lucha de poder, de batalla por las cimas del Big Five, que de momento se ha saldado con derrota. Veremos, veremos...

O mucho me equivoco o este 2013 pinta como la edición de las baladas...y es que hay más de media docena de tronío, de fuste, con opciones de triunfo...el nivel es de nuevo soberbio, y las semifinales serán muy caras...a partir de ahí todo será posible. Pero no les hago esperar más. En esta primera entrega, las tres primeras apuestas. A ver que les parece.


Dinamarca. Emmelie de Forest.
Only teadrops. 
 
En Dinamarca saben muy bien que su último triunfo fue precisamente en Suecia, en el 2000, de la mano de los Olsen Brothers...y se lo han tomado tan en serio (en realidad todos los años lo hacen) que su apuesta es...sencillamente fascinante. Emmelie de Forest, emparentada, nada menos, que con la Familia Real danesa y la Reina Victoria de Inglaterra (sí, la Emperatriz de La India, ésa misma) triunfó, arrasó en el Dansk Melodi Grand Prix con su Only teadrops...con aíres de Kate Bush, encanto en el escenario, unos poderosos arreglos, flautas, ecos celtas y timbales...en Dinamarca están rendidos a la bellísima Emmelie, y no me extraña, la verdad. Yo mismo me estoy planteando tomar el primer vuelo, destino Copenhage y rendir vasallaje a Lady Forest... 





Italia. Marco Mengoni. L´Essenziale.

La vuelta de Italia al ESC en 2011, ha sido lo que preveíamos...todo un suceso. En ese año Raphael Gualazzi se alzó con la medalla de plata, con su Follia d´amore, y el pasado año nos regalaron a Nina Zilli...pero cometieron el error de no acudir con Per sempre, una balada espectacular, que llevaba escrito el triunfo desde que fue interpretada en San Remo por la escultural transalpina. 
Este año han aprendido, y es que San Remo 2013 ha visto coronarse a Marco Mengoni con Essenziale que en la grandísima escuela italiana de baladas, aspira a todo...muchos no dudan que el próximo certamen será en Roma, y me parece que no andan desencaminados.






Holanda. Anouk. Birds.

No saben lo que me alegra que los Países Bajos presenten una candidatura con opciones de triunfo. Y es que desde 1975 (en Suecia también, fíjense) año de aquel memorable duelo a primera sangre, aquella batalla de dimensiones homéricas...The Shadows vs Teach-In...pues apenas nada relevante en décadas. Y en esto aparece Anouk, toda una estrella en su país, con una voz que enamora, unas tablas que abruman...y una extraña balada, inquietante, que emociona...ojito, ojito, que esos birds pueden ser el gran acontecimiento que sobrevuele Malmoe a finales de Mayo...





Pues nada, queridos amigos. Ya deben conocer la mecánica por años anteriores, pero yo se la recuerdo...junto a sus comentarios y opiniones deben votar. Tres puntos para su primera opción, dos para la segunda y tres para la tercera...y tengan en cuenta... ¡habrá una segunda entrega con tres apuestas más!    

    

sábado, 9 de marzo de 2013

Semana de la Fantasía: Juventud y Mancias

En las últimas semanas he disfrutado de una serie televisiva, de la que desconocía su existencia y al descubrir por mero azar, adquirí de inmediato...estoy absolutamente maravillado. Se trata de Carnivàle, que en sólo dos temporadas (¡una verdadera lástima!) se hizo un hueco en esta edad de oro, en estos años o décadas prodigiosas de la mejor televisión. Pronto le dedicaré una entrada como merece, pero en realidad el asunto del día viene al hilo de los créditos de Carnivále...en ellos las cartas del tarot, los arcanos, menores y mayores se entremezclan en un collage fascinante, inquietante, mistérico...y claro, enseguida me retrotraje a mis años mozos, a mi dorada juventud...pónganse cómodos, y sigan leyendo, si les place.

                          

En el verano de 1984 me leyeron las cartas del tarot, por vez primera. Una amiga de mi hermana mayor, ayudada de la baraja de Marsella, me entregó el mazo, yo barajé...y a partir de ahí extrajo diez naipes, formando una cruz, cuatro más que las rodeaban en círculo, añadiendo una hilera vertical  a la izquierda...aquello me resultó fascinante, quedando prendado de inmediato por esos dibujos, esos símbolos, que podían anticipar, imaginar un futuro, relatar un pasado, discernir un presente...
No me lo pensé un momento, y enseguida adquirí un precioso tarot español, derivación del ya citado de Marsella, editado por Heraclio Fournier...acompañado de un pequeño folleto, que incluía cuatro pinceladas de lo símbolos y distintos métodos combinatorios para escrutar lo desconocido...pero aquello era insuficiente, necesitaba manuales, bibliografía para iniciar a los neófitos y es que aún poseyendo una correcta e incipiente biblioteca sobre lo mágico y misterioso, no tenía un sólo volumen dedicado a esa mancia...afortunadamente, en aquellos años existía una colección y una editorial, Realismo Fantastíco de Plaza & Janés, donde había de casi todo, ya fueran ovnis, alquimia, parapsicología o continentes perdidos...de esa manera el número 101 de la misma era nada menos que El Tarot, de Stuart R. Kaplan ¡justo lo que necesitaba! En ese librito de bolsillo venía todo muy bien explicado, los veintiún arcanos mayores, todos los menores e innumerables métodos adivinatorios. Enseguida me hice con el mío, que no era otro que el primero que experimenté en carnes propias semanas atrás...las diez cartas, la cruz, el círculo, la hilera vertical. Como quien no quiere la cosa, al hacer lecturas para amigos de forma casual, en alegres salidas nocturnas de juventud...percibí enseguida que aquello era un auténtico imán para las relaciones sociales, y muy especialmente para el sexo opuesto. Era sacar las cartas en algún sarao, fiesta o simplemente en la cafetería de la facultad, y organizarse un pequeño remolino, chicas que solícitas suplicaban una lectura, me pedían el teléfono para quedar en días posteriores y poder tener una sesión más sosegada...muy gratificante todo, la verdad. Por supuesto yo salía ya estudiado y leído de mi casa, relacionaba los arcanos, interpretaba la lectura, predecía... de forma digna, debo añadir. Pero eso no bastó para convencer al gran crítico que tuve que soportar en esos días, que no era otro que mi buen amigo Pepe Cahiers, que me espetaba de forma socarrona y casi admonitoria "a mí no me engañas, tú utilizas esas tonterías para ligar, y sacar de paso alguna cerveza gratis en los pubs"...como pueden comprobar, Cahiers en estado puro.

Cuando empezamos en clase a organizar lo que se llamaba entonces paso del ecuador, que no dejaba de ser un viaje de estudios, una de las fórmulas recaudatorias era la de instalar una barra en fiestas señaladas de la ciudad, ya fuera el día de San Cecilio, Carnavales...y claro, junto con las copas de rigor, bocadillos, tabaco y demás, una de las ofertas de la misma era nada menos que una lectura del tarot, al módico precio de veinte duros...aquello supuso un éxito descomunal, y es que había momentos que había más público interesado en mis dotes adivinatorias que en las viandas...particularmente divertidos fueron unos carnavales, los de 1988 creo, donde me instalé en la barra ataviado de túnica celeste y capirote merlinesco...o aquel día de San Cecilio donde tras la lectura de las diez cartas a un estrafalario ciudadano francés, superviviente tardío de mayo del 68, quien nos regaló una surrealista interpretación de Et maintenat... antes de caer sobre nuestro mostrador, con gran estrépito y monumental escándalo, todo hay que decir. 

En realidad yo siempre tenía mi baraja presta y dispuesta para acontecimientos prometedores, como cierta tarde de diciembre... poco después del puente de la Inmaculada y presintiendo que las clases se cortaban de forma inminente, lo cual significaba que el ambiente en la cafetería sería interesante...casi se me escapa un poco el asunto de las manos, ya que si no recuerdo mal, realizaría lecturas a casi treinta personas, aunque eso sí, el jolgorio valía la pena, con mayoritaria presencia femenina, y con alguna divertida beldad sentada en mis rodillas ¡ah, juventud, feliz y despreocupada!...

Todos esos divertimentos no eran óbice para que la razón de ser de todo aquello, las cartas, los arcanos del tarot me fascinaran por encima de todo...fui adquiriendo una notable colección de barajas desde el Madonni, de audaces dibujos, a mi mazo favorito, que no era otro que el Rider, unos naipes de estética muy de los tebeos de Harold Foster, y que por cierto, es el que utiliza Sophie en Carnivale, amén de innumerable bibliografía, de la que me quedo siempre con esa obra maestra de Alberto Cousté, El Tarot o la máquina de imaginar...incluso tuve algún discípulo interesado en que le revelara mis saberes (posiblemente por percibir que aquel arte mayor tenía unos efectos colaterales muy de reseñar),
provocando la chanza de Cahiers, quien decía que eso ya era el colmo de la charlatanería más palpable...pero fíjense, poco después, el bueno de Cahiers me sorprendió regalándome unas cartas...¡de propia creación!, y es que siendo nuestro amigo bloggero un creador de cómics, no tuvo más remedio que rendirse a la evidencia, que todo aquello era más que fascinante...


¿Saben? hace ya años, lustros que no he vuelto a echar las cartas, ni tan siquiera para mí mismo...quizás como contraposición a aquella época tan endiabladamente divertida, tan deliciosamente frívola...haya aprendido a tener un reverencial respecto a esos símbolos, esa mancia... Sol, Luna, Torre, Mago, Rueda de la Fortuna... o tenebrosas espadas, en las que estoy convencido hay un saber, un conocimiento escondido que a veces nos advierte o simplemente nos supera...como bien sabe Sophie, prodigiosa heroína y avatar supremo de Carnivàle.
       

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