sábado, 9 de marzo de 2013

Semana de la Fantasía: Juventud y Mancias

En las últimas semanas he disfrutado de una serie televisiva, de la que desconocía su existencia y al descubrir por mero azar, adquirí de inmediato...estoy absolutamente maravillado. Se trata de Carnivàle, que en sólo dos temporadas (¡una verdadera lástima!) se hizo un hueco en esta edad de oro, en estos años o décadas prodigiosas de la mejor televisión. Pronto le dedicaré una entrada como merece, pero en realidad el asunto del día viene al hilo de los créditos de Carnivále...en ellos las cartas del tarot, los arcanos, menores y mayores se entremezclan en un collage fascinante, inquietante, mistérico...y claro, enseguida me retrotraje a mis años mozos, a mi dorada juventud...pónganse cómodos, y sigan leyendo, si les place.

                          

En el verano de 1984 me leyeron las cartas del tarot, por vez primera. Una amiga de mi hermana mayor, ayudada de la baraja de Marsella, me entregó el mazo, yo barajé...y a partir de ahí extrajo diez naipes, formando una cruz, cuatro más que las rodeaban en círculo, añadiendo una hilera vertical  a la izquierda...aquello me resultó fascinante, quedando prendado de inmediato por esos dibujos, esos símbolos, que podían anticipar, imaginar un futuro, relatar un pasado, discernir un presente...
No me lo pensé un momento, y enseguida adquirí un precioso tarot español, derivación del ya citado de Marsella, editado por Heraclio Fournier...acompañado de un pequeño folleto, que incluía cuatro pinceladas de lo símbolos y distintos métodos combinatorios para escrutar lo desconocido...pero aquello era insuficiente, necesitaba manuales, bibliografía para iniciar a los neófitos y es que aún poseyendo una correcta e incipiente biblioteca sobre lo mágico y misterioso, no tenía un sólo volumen dedicado a esa mancia...afortunadamente, en aquellos años existía una colección y una editorial, Realismo Fantastíco de Plaza & Janés, donde había de casi todo, ya fueran ovnis, alquimia, parapsicología o continentes perdidos...de esa manera el número 101 de la misma era nada menos que El Tarot, de Stuart R. Kaplan ¡justo lo que necesitaba! En ese librito de bolsillo venía todo muy bien explicado, los veintiún arcanos mayores, todos los menores e innumerables métodos adivinatorios. Enseguida me hice con el mío, que no era otro que el primero que experimenté en carnes propias semanas atrás...las diez cartas, la cruz, el círculo, la hilera vertical. Como quien no quiere la cosa, al hacer lecturas para amigos de forma casual, en alegres salidas nocturnas de juventud...percibí enseguida que aquello era un auténtico imán para las relaciones sociales, y muy especialmente para el sexo opuesto. Era sacar las cartas en algún sarao, fiesta o simplemente en la cafetería de la facultad, y organizarse un pequeño remolino, chicas que solícitas suplicaban una lectura, me pedían el teléfono para quedar en días posteriores y poder tener una sesión más sosegada...muy gratificante todo, la verdad. Por supuesto yo salía ya estudiado y leído de mi casa, relacionaba los arcanos, interpretaba la lectura, predecía... de forma digna, debo añadir. Pero eso no bastó para convencer al gran crítico que tuve que soportar en esos días, que no era otro que mi buen amigo Pepe Cahiers, que me espetaba de forma socarrona y casi admonitoria "a mí no me engañas, tú utilizas esas tonterías para ligar, y sacar de paso alguna cerveza gratis en los pubs"...como pueden comprobar, Cahiers en estado puro.

Cuando empezamos en clase a organizar lo que se llamaba entonces paso del ecuador, que no dejaba de ser un viaje de estudios, una de las fórmulas recaudatorias era la de instalar una barra en fiestas señaladas de la ciudad, ya fuera el día de San Cecilio, Carnavales...y claro, junto con las copas de rigor, bocadillos, tabaco y demás, una de las ofertas de la misma era nada menos que una lectura del tarot, al módico precio de veinte duros...aquello supuso un éxito descomunal, y es que había momentos que había más público interesado en mis dotes adivinatorias que en las viandas...particularmente divertidos fueron unos carnavales, los de 1988 creo, donde me instalé en la barra ataviado de túnica celeste y capirote merlinesco...o aquel día de San Cecilio donde tras la lectura de las diez cartas a un estrafalario ciudadano francés, superviviente tardío de mayo del 68, quien nos regaló una surrealista interpretación de Et maintenat... antes de caer sobre nuestro mostrador, con gran estrépito y monumental escándalo, todo hay que decir. 

En realidad yo siempre tenía mi baraja presta y dispuesta para acontecimientos prometedores, como cierta tarde de diciembre... poco después del puente de la Inmaculada y presintiendo que las clases se cortaban de forma inminente, lo cual significaba que el ambiente en la cafetería sería interesante...casi se me escapa un poco el asunto de las manos, ya que si no recuerdo mal, realizaría lecturas a casi treinta personas, aunque eso sí, el jolgorio valía la pena, con mayoritaria presencia femenina, y con alguna divertida beldad sentada en mis rodillas ¡ah, juventud, feliz y despreocupada!...

Todos esos divertimentos no eran óbice para que la razón de ser de todo aquello, las cartas, los arcanos del tarot me fascinaran por encima de todo...fui adquiriendo una notable colección de barajas desde el Madonni, de audaces dibujos, a mi mazo favorito, que no era otro que el Rider, unos naipes de estética muy de los tebeos de Harold Foster, y que por cierto, es el que utiliza Sophie en Carnivale, amén de innumerable bibliografía, de la que me quedo siempre con esa obra maestra de Alberto Cousté, El Tarot o la máquina de imaginar...incluso tuve algún discípulo interesado en que le revelara mis saberes (posiblemente por percibir que aquel arte mayor tenía unos efectos colaterales muy de reseñar),
provocando la chanza de Cahiers, quien decía que eso ya era el colmo de la charlatanería más palpable...pero fíjense, poco después, el bueno de Cahiers me sorprendió regalándome unas cartas...¡de propia creación!, y es que siendo nuestro amigo bloggero un creador de cómics, no tuvo más remedio que rendirse a la evidencia, que todo aquello era más que fascinante...


¿Saben? hace ya años, lustros que no he vuelto a echar las cartas, ni tan siquiera para mí mismo...quizás como contraposición a aquella época tan endiabladamente divertida, tan deliciosamente frívola...haya aprendido a tener un reverencial respecto a esos símbolos, esa mancia... Sol, Luna, Torre, Mago, Rueda de la Fortuna... o tenebrosas espadas, en las que estoy convencido hay un saber, un conocimiento escondido que a veces nos advierte o simplemente nos supera...como bien sabe Sophie, prodigiosa heroína y avatar supremo de Carnivàle.
       

12 comentarios:

natsnoC dijo...

Fascinante. El Tirador, lo es de cartas del Tarot.

Jamás lo habría adivinado. Claro que el de la adivinación es usted, jeje.

Estoy asombrado, ya me gustaría que me enseñara esa habilidad.

Por cierto, hace mucho que quiero hacerme con Carnivale, a ver si lo hago de una vez porque todos cuentan maravillas.

Feliz semana de la fantasía, una aportación magnífica.

La Novia era yo. dijo...

Que tiempos aquellos, todos acabamos haciendo lecturas de las cartas del Tarot... yo aprendí viendo a mis hermanos claro está y claro eramos como la familia VonTrap de las mancias... claro que yo era algo así como la joven promesa con mis 14 primaveras. Hace decadas que no toco un mazo de cartas... pero cuando veo esos anuncios de teletienda sobre adivinadores... siempre pienso que se de alguno que lo haría muchísimo mejor...jajajaja... Delicioso post, como siempre y señor Cahiers no sea usted tan seco y cuentenos si su opinión sobre aquellos años sigue inalterable... jajajaja.

Clementine dijo...

Vaya, vaya, vaya... Pues me hubiera gustado a mí verte con esa túnica celeste y capirote merlinesco, Tirador. Y a Cahiers y a sus cartas. Mira, yo seguramente sería una de las pocas féminas que no se habría acercado a semejante evento, porque a mí esto del Tarot nunca me ha atraído de manera alguna.

Eso sí, contado de lujo, como nos tienes bien acostumbrados.

Pepe Cahiers dijo...

Por supuesto que sigue inalterable e intacta. Como fenómeno de barraca de feria y sistema para llevarse al huerto a alguna doncella crédula no le pongo ningún reparo. Lo malo es cuando de verdad alguien puede pensar que puede adivinar el futuro por medio de estos procedimientos. Recuerdo sus lecturas siempre iguales, barnizadas según las circunstancias. Le veo un cambio en el futuro...

Doctora dijo...

A mí me mola ese mundillo, hay ilustraciones muy guapas y es entretenido, como dices sirve para socializar que no veas. Pero no me creo nada.

Lo bueno de estos temas, es que todos (tanto la gente que cree como los que no), tenemos siempre ganas de opinar al respecto.

El Tirador Solitario dijo...

Es que no deja de ser fascinante, natsnoC...y da mucho juego, teóricamente hay para estudiar, y aprender muchísimo...aprte de lo divertido que era!! Estupenda la nueva iniciativa temática, amigo...y ya me cuentas cuando tengas Carnivàle!

Mi querida amiga, usted también hacía muy buenas lecturas...y me da en la nariz que Mr. Cahiers no abandona cierta pose...veremos, veremos, veremos!!

Hola, Clementine! Independientemente que atraigan o no las cartas, o las artes adivinatorias...la fuerza simbólica que tienen esas cartas son de un atractivo extraordinario, te lo puedo asegurar!

No esperaba menos de usted Sr. Cahiers...pero si quiere me intereso por la suerte del Granada en este final de campeonato...y de paso le recuerdo aquellos pronósticos de Junio del 2000, antes del encuentro contra el Murcia...

Un placer verte, Doctora. Y es verdad que socializan de forma arrasadora, sin duda!. Y bueno, sobre su eficacia o no...después de muchos años años, pienso que hay mucha miga ahí, que diría un castizo!

Pepe Cahiers dijo...

No, prefiero no saber nada de ese final de liga. Habrá que ir mirando la cartelera del próximo junio...

Marcos Callau dijo...

Curioso ese pasado vidente. Hay una base mágica y real en todo este tema pero es una pena, en ocasiones, cómo se desvirtúa con algunos mamarrachos que salen por la televisión. Saludos.

maslama dijo...

cuando era adolescente también tuve inquietud por lo misterioso, a mi me dio por la alquimia, y de aquellos entonces viene este nick. De las cartas del Tarot me fascina su diseño, sus dibujos, y también el misterio de su origen

una vez más, gracias por compartir recuerdos tan íntimos, y de una forma tan entrañable

El Tirador Solitario dijo...

No se preocupe, Sr. Cahiers, ya sabe que puede contar con mis mensajes de texto...

No cabe duda Marcos...mucha hojarasca, charlatanería...y pocos estudiosos de algo tan fascinante.
Un abrazo.

¡Ah, la alquimía, Maslama! lo que habré disfrutado leyendo a Fulcanelli o los ensayos divulgativos de Jacques Sadoul...aún no descarto adquirir un mortero de ágata, amiga mía!
Un beso.

miquel zueras dijo...

Bravo, Tirador, desconocía esa faceta tuya. Yo ilustré un juego de tarot egipcio para Editorial Planeta. "Carnivale" es excelente y te aconsejaría el libro "El castillo de los destinos cruzados" de Italo Calvino en que la acción se desarrolla a partir de las cartas de tarot. Saludos. Borgo.

El Tirador Solitario dijo...

Me apunto esa recomendación, amigo Zueras, que tiene muy, muy buena pinta...y me encontaría encontrar ese tarit egipcio...si no tengo éxito te pido ayuda! Un abrazo.

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